Juguetes: ¿sí o no?
Siempre se ha dicho que una relación es cosa de dos. Hay que admitir que los tiempos están cambiando, las mentes abriéndose y las relaciones, por fortuna, también. Sin embargo, sigue existiendo esa visión limitada para aquello que los adultos podemos llamar "juguetes".
Estos artilugios a los que hago referencia vienen siendo utilizados en despedidas de solteras/os, en fiestas (sexuales o no) o como motivo de "diversión" siempre que se den en público, pero ¿utilizamos juguetes sexuales en nuestro día a día? ¿Los usamos solos o en pareja?
Lo habitual es que el uso de estos juguetes se haga por personas que no tienen pareja y especialmente por mujeres, siendo las estadísticas más baja en el caso de los hombres. Otro dato curioso es que si vamos a una de las tiendas que nos proporciona estos juguetes sexuales, la gran mayoría de ellos son para el grupo de féminas, siendo menores la cantidad y variedad que existen para hombres. Curioso, ¿verdad? Mi razonamiento sobre este hecho es simple, un hombre se excita mucho más rápidamente que una mujer, además de que su propia excitación queda recogida en la pareja, son mucho más viscerales y con la capacidad innata de disfrutar el momento, incluido en el sexo. Hecho del que muchas mujeres deberíamos aprender.
En cuanto al uso compartido de los juguetes eróticos, me atrevería a decir que están mucho más limitados cuando se hace en pareja y en parte puede ser porque la confianza que para ello debe de existir, no la hay. Hoy día somos casi incapaces de abrirnos a los demás y ni el hecho de convivir con alguien nos hace perder ese límite. Proponerle a tu pareja el uso de un juguete sexual puede ser más complicado de lo que nos parece, y usarlo ni hablamos, incluso he oído quien se plantea que es una forma de infidelidad.
Ahora bien, ¿es placentero en la relación? Ya cada cual que considere qué le proporciona placer y qué no, qué fantasías quiere cumplir y qué necesita para ello.
Otra de las cuestiones que me rondan es que si es bueno o malo para la pareja. Teniendo en cuenta que cada pareja es un mundo y que cada persona también, dependerá de la relación de la misma y de sus ganas de disfrute, su relación personal con el sexo e incluso de sus convicciones religiosas con las que muchas personas siguen frenando sus propios deseos carnales.
En definitiva, el uso o no de juguetes sexuales debe estar acordado por la propia persona o pareja. Si de forma individual el uso de un consolador va a suponer una carga para la conciencia, pues está claro que no es bueno; si en pareja utilizar una joya anal es algo placentero y no deja de ser una forma más de mantener relaciones sexuales y que la vida marital sea mejor, pues bienvenida sea. No es más que encontrar el equilibrio en lo que personalmente tenemos y lo que estamos forjando con nuestras parejas.
Marta Monroy
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